Violencia en el deporte. Padre de Soledad Barrios, víctima de barrabravas


"Mi hija trabajaba para salvar vidas", dice inconsolable el padre de María Soledad Barrios (28), la joven instrumentista que se convirtió en víctima de barrabravas. No fue una "bala perdida", asegura la familia. La Policía aún no tiene detenidos.
El viernes pasado, entre las 23.15 y las 23.45, la cuadra de la calle Gaboto entre Paysandú y Cerro Largo se convirtió en un infierno. Hubo pedreas y disparos. Las versiones de los vecinos varían de seis a nueve detonaciones. Dos jóvenes resultaron heridos. Uno de los disparos fue el que hirió de muerte a María Soledad. La joven se había asomado al balcón de su apartamento sobre la calle Gaboto para reclamarle a los revoltosos que tuvieran cuidado con su auto, estacionado allí.
"La mataron de un disparo con un (revólver calibre) 38, por la espalda, la bala le ingresó por debajo del pulmón derecho y sin orificio quedó alojada de salida a la altura del hombro izquierdo", relató el padre de la víctima, el teniente coronel (retirado) Carlos Barrios, residente en Durazno de donde es oriunda toda la familia.
Barrios, todavía conmocionado por lo ocurrido horas antes, dijo a El País que pudo conversar con el médico forense que practicó la autopsia, de lo que pudo concluir que el disparo mortal no se trató de "una bala perdida", debido al ángulo propio de una trayectoria ascendente de un disparo efectuado desde abajo hacia arriba.
La mayoría de los vecinos de la cuadra consultados ayer por El País señalaron que oyeron los tiros y que por esa razón prefirieron cerrar puertas y ventanas. El padre de la víctima, empero, destacó otro detalle. "La (Guardia) Republicana hizo como los vecinos, escucharon piedras y disparos y se encerraron, no salieron", se lamentó Barrios.
El militar retirado explicó que "en el portón de acceso de atrás a la Guardia Metropolitana que es donde entran las motos, camionetas y camiones, existe una garita y hay un policía apostado para abrir ese portón, por lo que no se puede decir que no había un testigo presencial de los hechos", razonó Barrios. "Es obvio que en esa garita había un policía, que tiene custodia permanente las 24 horas del día. Esa garita está por Gaboto, a menos de veinte metros de mi apartamento. Los sucesos ocurrieron entre las calles Cerro Largo y Paysandú, cortada por Gaboto", detalló Barrios.
La presencia de la sede de la Guardia Metropolitana, uno de los dos cuerpos del Regimiento de la Guardia Republicana, era para los vecinos un factor de seguridad para la zona.
Miguel (26), un joven duraznense que vive a poco más de una cuadra de donde residía María Soledad y que la conocía, agregó otro detalle cuando un equipo de El País recorrió la zona. "Ahí hay una cámara de seguridad, y por lo que se ve está funcionando", señaló un dispositivo colocado junto a una finca sobre la calle Gaboto frente al apartamento de la víctima y que por su ángulo bien pudo haber grabado la escena.
Según indicaron posteriormente fuentes policiales, tanto este detalle como los testimonios de los vecinos y las imágenes del partido captadas por los medios han sido relevados por los investigadores y ya trabajan sobre estos elementos. De hecho, es posible que hoy se concreten algunas detenciones, indicaron las fuentes.
LA VÍCTIMA. "Trabajaba en el equipo de trasplante de hígado y colaboraba con el equipo de trasplante de riñón, varias veces anduvo por toda la república en un avión trayendo un hígado, un riñón, operando, `comiéndose` más de doce horas en una operación", recordó el padre de María Soledad Barrios.
La joven profesional vivía desde hacía años en la capital, pero se comunicaba regularmente con su familia. Fue precisamente por ello que, sobre el mediodía del día siguiente a los incidentes, la familia comenzó a inquietarse. "A eso de las 14 horas empezamos a llamar a su celular y al teléfono de línea, lo mismo que el novio que vive en el departamento de Artigas", relató el padre a El País.
"Como veíamos que pasaban las horas y no respondía, le pedimos al cuñado que fuera hasta la casa, tocó timbre varias veces y nada. Fue a buscar un cerrajero pero no pudo ir aduciendo un problema de salud, por lo que acudimos al 911 y a los bomberos", recordó.
"Recibió el disparo por la espalda, dio un paso y cayó dentro de la casa", agregó.
María Soledad nunca fue a un partido de basquetbol. "No sé si le gustaba o no, además no tenía tiempo para ir al basquetbol esa es la razón", dijo el padre de la joven profesional.
Durante el partido en sí, solo se registró un incidente menor, según informó el subsecretario del Interior, Jorge Vázquez, al cabo de una reunión con representantes de la Federación Uruguaya de Basquetbol (ver nota aparte). "Hubo un grupo pequeño de la hinchada que fue sacado en el intermedio porque había ciertos desórdenes y terminado el partido se cumplió con el hecho de que una hinchada salió primero, la otra hinchada salió después", indicó Vázquez. El jerarca agregó que la Policía está "haciendo un análisis pormenorizado de toda la información que se pueda obtener con el desarrollo de los acontecimientos minuto a minuto", para aclarar los hechos. (Producción: Víctor D. Rodríguez, Gastón Pérgola y Renzo Rossello)
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