domingo, 20 de enero de 2013

Soluciones diplomáticas a las crisis de seguridad


Último mandato. Está dispuesto a impedir que Irán tenga un arma nuclear. Fija disparadores claros para la acción militar. Hay reclamos de mayor compromiso
WASHINGTON | THE ECONOMIST
La respuesta al derramamiento de sangre desencadenado por los gobernantes de Siria contra su propio pueblo, muestra las dificultades del enfoque, en el que se busca compartir el peso de la responsabilidad.
Barack Obama por Arotxa
¿Si no se puedeencontrar un desenlace deseado como catalizador, que se hace? La respuesta de no hacer nada deja a los círculos íntimos del gobierno sintiéndose desdichados. Obama ha escuhado planteos para armar a grupos rebeldes, imponer zonas con veda de vuelos en Siria o destruir la fuerza aérea del déspota en tierra. Su respuesta ha sido pedir pruebas de que ese tipo de intervención mejoraría las cosas, en lugar de satisfacer el impulso "de hacer algo" corriendo el riesgo de provocar una escalada del conflicto. Su segunda respuesta es preguntar el costo, lo que no es un tema menor para un país cansado de la guerra. Los argumentos internos han sido apasionados. Los más moderados del gobierno preguntan a los "halcones" a quién preferirían bombardear. Exigen saber, cuánto poderío estadounidense se necesitaría para lograr la paz. Después de todo, casi 150.000 soldados estadounidenses estuvieron en Irak en el pico de los asesinatos sectarios. Por tanto, Estados Unidos queda con la tarea de reunir apoyo para la formación de una oposición inclusiva y preparándose para el día después de la caída del régimen de Bashar Asad, en Siria. Un testigo de los debates, dijo que la reticencia a actuar es comprensible, aunque también agrega que "es una vergüenza para todos nosotros".
OPORTUNIDAD. A los críticos de Obama así como a muchos de sus admiradores, les gustaría ver mayor compromiso y decisión a lo largo de tres grandes categorías de esfuerzo. Primero, están las crisis rápidas y las que se queman lentamente, que no pueden ser ignoradas, desde Medio Oriente hasta Corea del Norte. Quedan temas del primer periodo de gobierno -especialmente la retirada de Afganistán- que podrían agregarse a la lista de tristezas si son malogrados. En segundo lugar, hay oportunidades demasiado importantes para ser eludidas, desde la profundización del comercio con Europa a la tarea que definirá el siglo, de persuadir a China que un orden internacional basado en reglas está en su propio interés. Finalmente, hay obligaciones, que derivan, con frecuencia, de promesas que hizo Obama cuando llegó al poder, que hasta ahora han sido eludidas. Esas incluyen reducir los stocks de armas nucleares, y redactar reglas para la guerra en el siglo XXI, que sean dignas de Estados Unidos, una nación construida sobre la base de la supremacía de la ley.
Países y regiones importantes están de manera flgrante ausentes de las listas de temas a abordar que circulan en el ámbito oficial de Washington y sus centros de análisis más importantes. Esto refleja tanto el sentido realista de los límites del tiempo y la atención presidenciales, como una brutal evaluación de la política interna.
La opción de Obama de elegir a veteranos recelosos de la guerra de Vietnam para encabezar su equipo de política exterior, con John Kerry como secretario de Estrado y Chuck Hagel, de manera más controvertida, en el Pentágono, señala una intención de buscar soluciones diplomáticas a las crisis de seguridad y completar el cierre de las campañas militares de George W. Bush. Hagel, un exsenador del Partido Republicano que se convirtió en escéptico de la guerra de Irak, deberá trabajar intensamente para ser confirmado por el Senado: los conservadores alegan que no es suficientemente pro israelí.
DISPARADOR. Sin embargo, la desconfianza del electorado ha dejado a los republicanos luchando para encontrar vías de ataque a Obama en la política exterior. Una acusación en pie de que Obama siente la necesidad de pedir perdón por la grandeza estadounidense y un choque complejo por el asesinato del embajador de Estados Unidos en Libia, se sienten como temas un tanto forzados. La mayoría de los conservadores preferiría hablar sobre "el voto latino, los votos de las mujeres y el alma del Partido Republicano", y no de política exterior, suspira el jefe de un centro de análisis.
En cuanto al manejo de crisis, Obama estableció algunos disparadores claros para la acción militar. Declaró que el uso de armas químicas era la línea reoja que el régimen de Siria no podía cruzar. Si bien algunos en la derecha son escépticos, algunas fuentes dicen que se ha comprometido de manera irrevocable a impedir que Irán logre un arma nuclear, y especialmente lo hizo en un discurso ante activistas proisraelíes, en marzo de de 2012.
El País Digital

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Dieguito.