Martina Íñiguez cuestiona el libro "El padre de Gardel", del argentino Juan C. Esteban y los franceses George Galopa y Monique Ruffiè.
BUENOS AIRES | VICTORIA MOLNAR
El trabajo de Esteban y sus colegas franceses ocupó semanas atrás los titulares de los medios de todo el mundo, especialmente con la afirmación del "descubrimiento" de la partida de nacimiento de Gardel (o más bien de Charles Romuald Gardes) en Toulouse, Francia.
La investigadora Íñiguez afirma que El padre de Gardel es un "engaño sensacionalista y descalificador que no aporta nada nuevo", señalando entre otras cosas que la partida en cuestión era conocida desde hace más de ochenta años.
-¿Hay un interés argentino de que Gardel sea francés?
-Ninguno. En nuestro caso queremos demostrar, y tenemos elementos para hacerlo, que Carlos Gardel nació en Uruguay y se nacionalizó argentino. Si cae la nacionalidad uruguaya, cae también la argentina, así que defender el origen oriental de Gardel es defender también su nacionalidad argentina, única jurídicamente vigente, ya que nunca fue anulada. Significa que dos países del Río de la Plata compartimos al cantor de tangos más importante de la historia. No hay razón para pelear por eso, el problema es que deja orgullos heridos y, sobre todo, en este momento contradice fanatismos que sostienen lo contrario.
-¿A qué obedece ese "fanatismo" por la versión francesa, y qué opinión le merece el libro "El padre de Gardel"?
-Puede ser por razones emotivas o por ignorancia. También porque hubo un fraude, y quienes lo sostuvieron durante muchos años ahora no quieren reconocer que se equivocaron. No es posible, analizando a fondo la historia, no darse cuenta de todas las inconsistencias que hay en ese relato. Nos contaron un cuento que no tiene nada que ver con la biografía de los primeros años de Gardel, y del que está probada su falsedad. El padre de Gardel es una publicación engañosa en la que ni siquiera tuvieron en cuenta los testimonios del nieto de Paul Lasserre, presunto padre francés. Se le ha dado publicidad en todo el mundo con un enfoque sensacionalista y para vender libros, anunciando el supuesto "hallazgo" de una partida de nacimiento que se conoce desde hace 80 años. Los periodistas que en las últimas semanas reprodujeron tal falsedad fueron sorprendidos en su ignorancia y en su buena fe. Fue algo hecho expresamente, porque ahora Juan Carlos Esteban, el autor argentino del libro y miembro del Centro de Estudios Gardelianos (CEG) dice que no desmiente públicamente lo de la partida para no causar más confusión, y por otro lado agrega que "no hay mal que por bien no venga porque así todo el mundo sabe que Gardel era francés". Esteban ha descalificado y difamado sistemáticamente a todo aquel investigador que hubiera aportado pruebas que contradigan la "historia oficial", o que hubiera cambiado de idea al entender la falsedad de la misma. Nos acusa de negociar con Gardel, de fabuladores, agrede a investigadores en vez de refutar argumentos. Hasta hubo quienes dijeron que tengo terrenos en Tacuarembó que van a aumentar de manera exponencial si Gardel resulta uruguayo.
-¿Quién dio origen a esa "biografía falsa"? ¿Había tanto dinero en juego?
-Sí, tras su fallecimiento había mucho dinero en juego que vendría por derechos de autor de sus películas y discos. No tengo cifras certeras, porque en algunos casos no hay registros o se niegan a darlas, pero se estima que los derechos de Gardel dieron entre 300.000 y 800.000 dólares por año durante 70 años. La biografía apócrifa del Gardel francés fue creada por quien fuera su apoderado, Armando Defino. A través de un testamento ológrafo irregular, que habría sido fraguado o falaz -nadie puede cambiar su identidad ni nacionalidad después de muerto-, se nombró albacea testamentario y comprometió en el fraude a Berta Gardes, asegurándose así el silencio y dependencia de sus decisiones de la misma. Defino se movió rápido para difundir la versión del origen francés, nacionalidad que necesitaba afianzar para detener la repatriación de los restos que comenzaba a gestionarse en Uruguay. La tan mentada "partida de nacimiento" fue un documento original con la que engañaron a los jueces, pero investigaciones posteriores demostraron que en realidad pertenecía a Charles Romuald Gardes, nacido en Toulouse en 1890, hijo natural de Berta como madre soltera y que habría muerto al entrar en la adolescencia. A Defino le hubiera sido fácil pagarle a algún empleado del Registro Civil para que eliminara su nombre de los registros de defunción. Charles era menor que Carlos Gardel, quien habría sido fruto de una relación prohibida entre Carlos Escayola y María Lelia Oliva, su cuñada de 13 años de edad. Carlitos estuvo indocumentado hasta el 8 de octubre de 1920 cuando regularizó su situación ante el Consulado uruguayo en Buenos Aires donde le fue expedido un registro de nacionalidad, con el que tramita su nacionalización argentina. Es más, Francia no reconoce que Carlos Gardel y Charles Romuald Gardes hayan sido una misma persona. Yo le pregunté a Galopa (uno de los autores franceses del cuestionado libro) por qué no inscribían la muerte de Carlos Gardel en el acta del nacimiento de Charles Romuald Gardes y me dijo: "Porque para eso habría que demostrar que fueron una misma persona". Fueron dos personas diferentes y eso se hizo evidente a través del análisis antropomórfico de fotografías infantiles que Berta entregó para reforzar esa biografía falsa a nivel mediático, necesaria dada la magnitud de la figura de Gardel. Una es el retrato oval de su hijo francés (que aparece en la portada del libro El padre de Gardel) y otra de Carlitos Gardel cursando primer grado inferior. Mediante comparaciones entre las características edilicias de la foto y un plano de la Escuela de Varones Nº 27, ubicada en la calle Durazno 337 (según numeración antigua) del Barrio Sur de Montevideo, se demostró que se trataba del mismo lugar.
-Signado por el abandono y la indocumentación debe haber sentido un gran desamparo…
-Sin duda. Berta Gardes cuidó y apoyó a Carlitos desde un principio, permitiendo que adoptara la identidad de su hijo fallecido para poder desenvolverse en sociedad, lo que luego fue aprovechado por Armando Defino. Carlitos aprendió a querer a Berta y debió sentir un gran agradecimiento porque ella lo quiso como a su propio hijo. De ser francés resulta incomprensible que pudiendo documentarse con esa partida francesa en 1908 estuviera mendigando documentos apócrifos a sus amigos políticos hasta 1920. Presumo que, a pesar de todo, esperaba ser reconocido en algún momento por su familia biológica. Carlitos cantó Mi Buenos Aires querido, pero existen pruebas documentadas de que estaba programando pasar sus últimos días en Montevideo. ¿De dónde sale ese amor de Gardel al Uruguay de no haber sido porque era su tierra?
-¿Cuál es la opinión actual de los descendientes de Carlos Escayola?
-No están todos de acuerdo al respecto. Hay quienes no quieren hablar del tema porque lo consideran vergonzante y otros que quieren reconocerlo como parte de la familia e incluso sostienen que Carlos Gardel hasta le habría reclamado a Carlos Escayola que lo reconociera. Ante la controversia entre la teoría francesista y la uruguaya, fue solicitada por Francois Lasserre la realización de un ADN, que es apoyada por integrantes de la familia Escayola, una gestión que en Buenos Aires fue impedida a nivel judicial porque el Centro de Estudios Gardelianos dijo a la jueza encargada que no había controversia. Esteban, si bien reconoce en su último libro que el ADN es la única forma de saber la verdad, no apoya esta solicitud. En principio habría que definir si el cuerpo que está en el Cementerio de la Chacarita es el de Carlos Gardel. Las autoridades uruguayas podrían solicitar que se realice el estudio a través de Cancillería, pero como la situación entre Argentina y Uruguay ya tiene una cantidad de temas espinosos creo que no consideran apropiado el momento.
La cónsul de Gardel uruguayo
Hace diez años que la argentina Martina Íñiguez dedica sus investigaciones a la figura de Carlos Gardel, y adhiere a la teoría que afirma que el cantor nació el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó, producto de una relación ilícita, por lo que habría sido entregado en cuidado a la francesa Berta Gardes.
Íñiguez contó a El País que recibió la posta del investigador uruguayo Nelson Bayardo, autor de Carlos Gardel, a la luz de la historia, quien antes de fallecer la nombró "cónsul de la causa uruguaya" en Argentina. De hecho, el tiempo ha dado frutos y está por terminar de escribir un libro que, con nuevos hallazgos, abona su teoría y desmiente mediante una inmensa lista de pruebas lo que considera "la historia oficial de un Gardel francés, inventada para poder acceder a su herencia a través de un testamento falaz".
UN DOCUMENTO INÉDITO: LA TAPA DEL PRONTUARIO POLICIAL DE CARLITOS
Hace un par de semanas, los argentinos Ricardo Ostuni y Martina Íñiguez se toparon con un "importante documento inédito" del Mago. Hallazgo que los investigadores hicieron llegar a "El País" permitiendo la publicación de algunas de sus páginas escaneadas en esta nota.
"Se trata de un prontuario argentino de Gardel fechado el 14 de agosto de 1915, cuando se presentó espontáneamente a solicitar una cédula de identidad que le fue otorgada y con la que pudo viajar a Brasil el 17 de agosto de ese año. Prueba, entre otras cosas, que cinco años antes de hacer el registro de nacionalidad uruguaya, Carlitos se decía nacido el 11 de diciembre de 1887. Algo muy importante ya que la partida de nacimiento de Charles Romuald Gardes, lo dice nacido en 1890", adelantó Íñiguez.
En una de sus páginas, con su nombre artístico, firma de puño y letra y huella dactilar, declara ser "natural argentino" nacido en La Plata, hijo de Carlos Gardel, de profesión "empleado", y de Berta Gardel. Artimañas de una personalidad cuya vida estuvo signada por el rechazo familiar.
"Creo que las complicaciones fueron el resultado de su indocumentación, sumadas a que no podía confesar un origen escandaloso", sostiene Íñiguez, agregando: "La vida de Carlitos fue una vida de abandono, caída y redención". La novedad más importante de este reciente descubrimiento radica en que prueba que Gardel "tuvo algunos problemas con la policía". Detalles que están siendo analizados por los investigadores argentinos, de los que dijeron, informarán a la brevedad.
Piden una vez más la prueba de ADN
En junio de 2012, Francois Lasserre, nieto de Paul Lasserre (supuesto padre de Gardel según la tesis francesista) solicitó apoyo a "los amigos de Carlos Gardel" para la realización de un análisis de ADN que despeje las dudas y abrió un blog para juntar firmas a tal fin (http://adngardel.blogspot. com).
En julio, Lasserre envió cartas de puño y letra y en los idiomas francés y español a cuatro autoridades de la cultura argentina: Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Presidencia de la Nación Argentina; Hernán Lombardi, ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires; José Gobello, presidente de la Academia de Lunfardo; y Horacio Ferrer, presidente de la Academia de Tango.
Según señala Íñiguez, hasta la fecha, las academias acusaron recibo pero no se recibió respuesta de los ministerios. Dice Francois Lasserre: "Si bien creo sinceramente que Carlos Gardel nació en 1890, en Toulouse, Francia, por honradez intelectual respeto la tesis uruguaya. Sólo la comparación del ADN puede desempatar definitivamente las posturas (…) y clausurar para siempre un antiguo debate, a menudo encrespado, sostenido a lo largo de setenta y siete años. (…) La lógica indica que habría que comparar primero la impronta genética de Berthe Gardes con la de Carlos Gardel; luego, la de Carlos Gardel con mi propia impronta genética, que ofrezco espontáneamente", dice en la misiva, y agrega: "Solicito el apoyo de todos los interesados en la verdad histórica, para lograr llevar a cabo todas las investigaciones científicas que fueran necesarias. Entonces, sin mirar atrás, sin animosidad ni pesar, voy a adherir al veredicto indiscutible".
Lasserre también señala en su carta: "Agradezco el apoyo de los gardelianos de todas las opiniones, y particularmente al señor Marcelo O. Martínez, por su dedicación personal y su modo inteligente y objetivo de obrar en la búsqueda de la verdad histórica. Me agrada pensar que si Carlos Gardel estuviera todavía entre nosotros, apreciaría tal actitud y apoyaría nuestra petición".
El pedido es apoyado también por uruguayos representados por Gonzalo Vázquez Gabor, sobrino bisnieto de Carlos Escayola. "El señor Lasserre cuenta con nuestro apoyo y el de todos los investigadores y seguidores de Gardel que quieren conocer la verdad sin medias tintas", expresa el uruguayo en una misiva publicada en ese blog.
El País Digital
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